Por Claudia Heiss

Ciudadanía e inclusión para prevenir el acoso sexual

Ciudadanía e inclusión para prevenir el acoso sexual

Las marchas feministas que estallaron por denuncias de acoso sexual, pero que incluyen reivindicaciones sobre distintas formas de discriminación de género, abrieron una ventana de oportunidad para efectuar transformaciones duraderas en nuestras relaciones sociales. No es casual la espiral de denuncias contra profesores, directores de cine o rostros de TV que han salido a la luz estos días, y cuyas víctimas en algunos casos llevaban años de silencio.

La existencia de relaciones jerárquicas es ineludible en la vida social. Sin embargo, cuando quedan sin supervisión es muy fácil que ellas devengan en abusos de poder. Por eso, velar porque estas situaciones de asimetría no deriven en una dominación ilegítima ha sido una preocupación central de la teoría democrática.

El movimiento feminista liderado por estudiantes universitarias logró instalar en la agenda una nueva mirada sobre la discriminación y el abuso sexual, temas que estaban groseramente desatendidos en Chile. Nuestra legislación simplemente no contemplaba ninguna mención específica a este tema; nada parecido al Title IX que en EE.UU. introdujo en 1972 regulaciones antidiscriminación y la obligación de las universidades de responder en forma eficaz y oportuna a acusaciones de acoso y abuso sexual.

Las universidades chilenas –y la U. Chile en especial—, enfrentamos hoy el desafío de aprovechar esta coyuntura para erradicar conductas de abuso, acoso y discriminación en el aula, en las relaciones laborales y entre estudiantes. El peligro es que, con la desaparición de las movilizaciones, volvamos a las prácticas de siempre y los cambios no pasen de algunos ajustes formales en el lenguaje y los reglamentos de facultades.

En su reciente visita a Chile, la académica de la U. de Columbia Suzanne Goldberg presentó el enfoque de “ciudadanía universitaria” que enfatiza la pertenencia común y el aprecio a la diversidad como base de una convivencia libre de acoso y discriminación. Ciclos de conversaciones y múltiples espacios de encuentro son la forma de generar esta ciudadanía. Sentirse parte de una comunidad lleva al respeto, y esa parece ser la mejor herramienta contra el abuso y el acoso. Por eso, junto con elaborar nuevas normas y procedimientos, es esencial que las universidades chilenas promuevan una conversación inclusiva y transformadora en sus aulas y en el país.

Columna publicada en La Segunda el 3 de agosto de 2018.

Claudia Heiss es académica del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile.

Las opiniones vertidas en esta columna son de responsabilidad de su(s) autor(es) y no necesariamente representan al Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile.