Por Claudia Heiss

Las disculpas del presidente Piñera

Las disculpas del presidente Piñera

Hace poco más de una semana, el tema de las disculpas públicas acaparó titulares en Estados Unidos. La diputada demócrata Alexandria Ocasio-Cortez opinó en el Congreso que el aumento del crimen en Nueva York se debía a la situación de necesidad que estaban viviendo los habitantes de esa ciudad por el Covid-19. A la salida de la sesión, el parlamentario republicano Ted Yoho le dijo, frente a la prensa, que era repugnante, que estaba loca y, mientras se retiraba, agregó una grosería misógina. Cuando trató de disculparse, lo que salió de su boca fue que él respeta a las mujeres porque vive con su esposa y sus dos hijas. No se refirió a la diputada por su nombre, pidió excusas por el "tono abrupto de la conversación" y negó haber dicho el garabato. Remató su acto de contrición diciendo que "no puedo disculparme por mi pasión o por amar a mi Dios, a mi familia y a mi país".

Algo parecido ocurrió con las disculpas del Presidente Sebastián Piñera en la cuenta pública al país. El comentario de la noche fueron las palabras explícitas de perdón incluidas en el texto que se distribuyó a la prensa, pero que el Mandatario no pronunció en su discurso. Reconoció que "algunos dicen" que la ayuda económica para enfrentar los efectos de la pandemia fue escasa y llegó tarde. Agregó que ése es un problema global que ningún país ha podido enfrentar de manera apropiada, pero que el gobierno "se ha esforzado al máximo desde el primer día". No es la impresión que dejan las negociaciones en que, con cuentagotas, se han ido aprobando medidas de socorro económico, y que incluso llevaron a la división de la derecha por el retiro del 10% de los fondos de pensiones. Es verdad que el acuerdo transversal de destinar 12 mil millones de dólares a la ayuda frente a la crisis sanitaria es un avance importante. Pero, como el ingreso familiar de emergencia, el postnatal de emergencia, los bonos y préstamos de protección de la clase media y otras medidas destacadas en este discurso, es una disposición a la que el gobierno ha cedido, no algo que haya impulsado.

Al referirse al estallido del 18 de octubre, el Presidente Piñera dio crédito a las legítimas aspiraciones de la ciudadanía –sin entrar en detalles– para, acto seguido, condenar el vandalismo y la violencia asociados a las movilizaciones. No se refirió a los cientos de víctimas de la represión, muchas de las cuales perdieron la vida o los ojos a manos de las fuerzas policiales y militares. Las violaciones de derechos humanos por las que el país fue condenado internacionalmente y la impunidad en que se encuentran todavía los autores de esos hechos no tuvieron espacio en esta cuenta pública. Más aún, el Presidente buscó bajar el perfil de estos hechos al hacer referencia a los "derechos humanos de todas las personas", relativizando la responsabilidad del Estado y de su gobierno. En este marco, anunció la voluntad de fortalecer los sistemas de inteligencia, la policía y las medidas de protección de infraestructura crítica. Respecto del plebiscito de octubre, el Presidente señaló que no sólo se debe aumentar la protección sanitaria sino la protección frente a supuestas amenazas de violencia. En suma, el discurso pintó un escenario de represión preventiva que no augura el mejor clima para el proceso electoral que se avecina.

El anuncio de reducir el número de parlamentarios, una antigua aspiración de la UDI tras la reforma que puso fin al sistema electoral binominal el año 2015, atenta contra la representatividad del Congreso y parece incongruente con el proceso constituyente en curso, que seguramente abordará reformas importantes al sistema político.

En el contexto de un cambio de gabinete que fortaleció al ala más de derecha de su coalición, y al día siguiente de indultar a dos presos de Punta Peuco, las afirmaciones del Presidente intentando situar su gobierno en la línea de los de Aylwin, Frei, Lagos y Bachelet suenan infundadas.

La falta de convicción de las disculpas presidenciales, posiblemente influenciadas por la baja popularidad del gobierno y los cacerolazos que se escuchaban fuera del Congreso, recuerda a las disculpas del diputado Ted Yoho luego de que sus palabras fueran trending topic en redes sociales. Todos hemos escuchado disculpas que no son disculpas. La cuenta pública no augura un cambio de rumbo, a pesar del rechazo de la ciudadanía a las políticas de austeridad fiscal en un momento de pandemia y al enfoque represivo frente a las expresiones de descontento.

Columna publicada el 1 de agosto en Diario U Chile.

Claudia Heiss es jefa de la carrera de Ciencia Política del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile.

Las opiniones vertidas en esta columna son de responsabilidad de su(s) autor(es) y no necesariamente representan al Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile.